jueves, 8 de abril de 2010

Miedo

No sé si lo he escrito de manera explícita o si, a través de las entradas anteriores se ha podido deducir. Creo que no. Por si acaso y para contextualizar esta entrada lo confesaré: soy futbolero, muy futbolero y, además, madridista.
No recuerdo cuando empezó a gustarme el fútbol pero algunos de los recuerdos más antiguos que alcanzo a vislumbrar me sitúan, junto a mi padre o mi abuelo, en un campo o frente a un televisor viendo un partido. Así, por ejemplo, me acuerdo de los tres viendo un Valencia - Osasuna en el Luis Casanova (empate a uno) con el Valencia jugando con la equipación de la senyera. O en casa durante el Mundial de Mexico - 86, cuando mi padre trasladó el televisor a mi habitación para que lo vieramos allí y yo me pase varios días pintando una pancarta que decía Aupa España.
Puede que haya sensaciones mejores, mas intensas o mas duraderas, pero una de mis preferidas es la que percibo cuando, siempre lentamente, asciendo las escaleras que dan acceso a los vomitorios de un campo de fútbol y poco a poco aparece ante mí el estadio. Si es un partido en horario nocturno, con iluminación artificial, mejor.
Dicho esto, y tras confesarme madridista, debo reconocer que hay dos partidos durante la temporada que no disfruto lo más mínimo. Se trata de los dos partidos, ida y vuelta, que enfrentan en liga al Madrid y al Barcelona. No me compensa el posible regocijo de la victoria con el sufrimiento de la derrota. Cuando tu hermano, sangre de tu sangre, es culé declarado y tu mejor amigo es tan fanático que a su lado Joan Gaspart pasaría por ser un aficionado frío las consecuencias de una derrota son crueles y duraderas. Además se da el caso de que yo no encuentro especial regocijo en la humillación del adversario vencido, lo que no quiere decir que no la practique, por lo que, como ya he dicho, encuentro mayor dolor en la derrota que placer en la victoria.
El clásico de este año, otro partido del siglo, se presenta en mi opinión muy desnivelado. Suerte tendremos si, como el año pasado, no nos meten seis. Otra lectura previa me parecería cegada por el fanatismo. Por supuesto fumbol es fumbol, juegan once contra once y el furgol es asín, por lo que todo puede suceder pero, ¿qué queréis que os diga?, yo llevo una semana destemplado (el partido del martes entre el Barcelona y el Arsenal no ha ayudado mucho) y mucho me temo que la que viene puede ser peor.
El espejismo del liderato frente a este Barcelona debe ser efímero. Únicamente el paupérrimo nivel del resto de equipos de la liga ha permitido al Madrid mantenerse ahí y jugarse la liga en los dos partidos contra el Barcelona. Ya sabemos lo que pasó en el primero y mucho me temo lo que ocurrirá en el segundo.
Por supuesto, si los dioses del fútbol nos son favorables y ganamos (no nos vale el empate para continuar líderes) negaré rotundamente haber dudado del equipo y me dedicaré, con deleite y frenesí, a sonrojar a mis amigos culés. Sin embargo, a día de hoy, lo único que siento es miedo, mucho miedo.

2 comentarios:

El Impenitente dijo...

Me pasa como a ti, que en cuanto veo el verde del cesped ya tengo la entrada pagada.

Tengo tu misma sensación: os va a caer la del pulpo.

Yo hoy estoy contento. Eso de eliminar al Valencia me gusta. Eso de ver al Atleti en semifinales en Europa contra un equipo de verdad, el Liverpool, jugando un partido de verdad, me hace volver a sentir que somos un equipo de verdad. Y esa sensación creía que jamás la recuperaría.

¿El árbitro de ayer? Siguiendo con las frases hechas te diré que era humano y los humanos se equivocan. Y que a Zigic le den camisetas de mala calidad que con un soplido se rompen no es culpa del árbitro. Ahora, imagino que el árbitro no habrá pasado frío esta noche, ni por el alojamiento, ni por la comida, ni por la bebida ni por la compañía. Como decía Gil de los árbitros europeos que venían al Calderón, ni quieren yegua, yegua y si quieren caballo, caballo.

GARRATY dijo...

Debe haber pocas frases mas odiosas que "ya lo había dicho yo".