martes, 24 de marzo de 2009

Noches de Bohemia



Son las tres de la madrugada de una noche cualquiera. Pongamos que de ayer por la noche.
La niña de cuatro meses que duerme en una cuna junto a mi lado de la cama empieza a hacer ruidos y a mi se me hiela la sangre en las venas. No es que me preocupe por su estado, que también, me preocupo por si ya he terminado de dormir. Su hermana melliza, que duerme junto a su madre, sigue en silencio. Esto antes era justo al contrario, yo dormía junto a la que no hace ruidos, hasta que un día, después de una noche especialmente mala, mi mujer me soltó: "esta noche cambiamos para que yo pueda dormir y luego las volvemos a poner igual", y nunca más se supo. No es que me esté quejando, no, únicamente constato una realidad: mi mujer es más inteligente que yo.
Pero a lo que íbamos, la niña empieza a hacer ruidos. Como puedo despego un ojo y compruebo la hora en el despertador, no toca biberón, no es hambre. Como cualquier padre de hoy en día que se ha pasado todo el embarazo haciendo búsquedas en google no tengo ni puñetera idea de lo que le pasa a la criatura y ella está poniéndose cada vez más nerviosa. El siguiente paso es el berrinche, Dios no lo quiera.
En vista de mi ignorancia opto por la solución universal: el chupete. Así como los informáticos lo solucionan todo apagando y volviendo a arrancar, con los niños la solución al 90% de los problemas es encasquetarles el chupete. Por increíble que parezca funciona. Ignoro de que material mágico están fabricados pero mis hijas es ponérselo y caer como troncos.
Una vez trazado el plan hay que ponerlo en práctica. Intento alcanzar el chupete en la cuna desde mi posición de tendido supino, es decir, sin levantarme. Grave error. Al apoyarme en la cuna con balancín esta, que no tiene el pasador puesto se vence por mi peso provocando que la niña ruede y se dé con los barrotes de la misma (acolchados, eso si) profiriendo un agudo quejidito de lo más mono. Yo, en ese momento, hago lo que haría cualquier padre responsable: compruebo que mi mujer no se ha dado cuenta. Bien, sigue durmiendo, no lo ha notado, pero ha sido por los pelos, a ver si te fijas tío.
Proseguimos. A estas alturas ya he despegado los ojos del todo y me he sentado al borde de la cama. El problema es que con la luz apagada y la persiana bajada aquí no se ve una mierda, con perdón.
Finalmente decido guiarme por el tacto: una pierna, otra pierna, un pañal, una barriga y aquí, junto a la barriga, está el enganche de chupetero, bien. Sigo la cadenita hasta el chupete, ya eres mío.
Ahora viene la parte difícil: acertar con el chupete en la boca. Para darle más emoción al asunto mi hija, que ha adivinado mis intenciones y parece estar completamente de acuerdo, mueve la cabeza sin parar con la boca abierta tratando, a su vez, de cazar el chupete al vuelo. Es como jugar a ponerle la cola al burro pero con el bicho en movimiento. Finalmente, tras probar con un ojo, la nariz y la oreja derecha, opto por estarme quieto y dejar que sea ella la que lo pille. Dicho y hecho, con un grácil movimiento de cuello lo atrapa y comienza a succionarlo de forma que la hija pequeña de Los Simpson parece discreta a su lado. Inmediatamente noto que se tranquiliza y se duerme, se ha obrado el milagro.
Vuelvo a meterme en la cama y permanezco unos segundos con los ojos abiertos disfrutando del silencio, un bien escaso últimamente por aquí. Con un poco de suerte podré dormir tres o cuatro horas antes de que vuelvan a despertarse.

Son las tres y veinte de la madrugada de una noche cualquiera. Pongamos que de ayer por la noche.
La niña de cuatro meses que duerme en una cuna junto a mi lado de la cama ...

sábado, 21 de marzo de 2009

Empecemos por el principio

Hola, soy Garraty y he empezado un blog.

Aquí es donde vosotros deberíais gritar ¡te queremos Garraty!, en plan reunión de blogueros anónimos, para que eso me tranquilizara y me diera fuerzas para seguir adelante. Pero, como es poco probable que lo hagáis, me animaré yo solito y tiraré para delante, ya veremos lo que sale.

Como decía, he decidido crear un blog y he pensado que lo mejor para esta primera entrada será presentarme y presentarlo, lo que viene siendo "hacer los honores".

Como ya os he dicho, soy Garraty. No es que me llame así, evidentemente. Mi padre tiene mala leche, pero no tanta. El nombre está extraído de una novela de Richard Bachman (seudónimo de Stephen King) titulada "La larga marcha". Lectura muy recomendable, por cierto. Me gustó y decidí adoptar el nick. Cuando lo elegí hubiera valido cualquiera, pero ahora, con el tiempo, he descubierto que le he cogido cariño.

Luego está el título del blog: "El quinto goonie". Esto es, evidentemente, un humilde homenaje a la película de Steven Spielberg. Suelo decir que esta película marcó mi infancia y sigue siendo, a día de hoy, una de mis películas favoritas. Ocurre con las películas que vi de niño que años después, al repasarlas, no las encuentro igual de divertidas o emocionantes. Cosas de la edad, supongo. Pero Los Goonies son diferentes, siempre que la veo me gusta.
Podríais pensar que puestos a ser el quinto "algo" mejor ser el quinto beatle (opción que barajé, por cierto), pero es que ese puesto ya está muy disputado (Brian Epstein, Joaquín Luqui, Yoko Ono....etc) así que me decidí por lo otro. Así que a partir de ahora a Micki, Gordi, Data y Bocazas se une Garraty.

La temática del blog promete ser variadita. Habrá algo de deporte, libros, música, actualidad y puede que incluso, como dirían Tip y Coll, hable del gobierno, pero solo si me falla todo lo demás, lo prometo. Lo que no puedo prometer es regularidad, no iría con mi personalidad inconstante, espero que no lo tengáis en cuenta. En este momento se me agolpan en la cabeza las ideas para posibles entradas pero dudo que todas lleguen a buen puerto, puede que ninguna lo haga, ya se verá.

Espero que los que aquí entréis disfrutéis de lo que escriba y espero también que comentéis lo que aquí leáis, no solo el fondo sino también, y sobretodo, la forma. Creo que hay un escritor frustrado viviendo dentro de mí, el cual, por cierto, debe estar muy apretado ya que comparte habitáculo con un médico frustrado, un futbolista frustrado un maratoniano sub 3 horas camino de frustrarse y varios otros. Seguro que a él le viene bien cualquier crítica o consejo que se os ocurra.
De momento el único Yo que ha visto la luz del sol es el gris y aburrido contable, de él hablaremos poco.

Así que, como he dicho, espero vuestros comentarios por crueles que sean. Se agradecerán.